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APRIORISMO

el apriorismo y su complemento

Las expresiones de origen latín a priori (en latín: previo a) y a posteriori (en latín: posterior a) se utilizan para distinguir entre dos tipos de conocimiento: el conocimiento a priori es aquel que —en algún sentido importante— es independiente de la experiencia; mientras que el conocimiento a posteriori es aquel que —en algún sentido importante— depende de la experiencia.

Por ejemplo, el conocimiento de que "no todos los cisnes son blancos" es un caso de conocimiento a posteriori, pues se requirió de la observación de cisnes negros para ser establecido. En cambio, el conocimiento de que "ningún soltero es casado" no requiere de ninguna investigación para ser establecido como verdadero.

Tradicionalmente, el conocimiento a priori se asocia con el conocimiento de lo universal y necesario, mientras que el conocimiento a posteriori se asocia con lo particular y contingente. Como la experiencia sensorial en la que generalmente se basan las justificaciones de las proposiciones a posteriori no siempre es confiable, estas proposiciones pueden rehazarse sin caer en contradicciones. Sin embargo, y especialmente a partir del trabajo de Saul Kripke, actualmente se debate la posibilidad del conocimiento contingente a priori y el conocimiento necesario a posteriori.

kant y su pensamiento

kant y su pensamiento

Aunque en la antigüedad y en la Edad Media se trató el tema sobre lo "a priori", el concepto empieza a tomar relevancia en la filosofía moderna con el trabajo de Descartes. Descartes no utiliza la expresión "a priori", sino "idea innata", pero su significado es similar.

En 1781, Immanuel Kant publica su Crítica de la razón pura, donde sostiene que los juicios a priori deben ser pensados con carácter de necesidad absoluta, ya que estos no dependen de la experiencia. Kant considera que el conocimiento a priori es independiente de toda experiencia, a diferencia del conocimiento a posteriori que tiene su origen en la experiencia. La expresión "todo cambio tiene necesariamente una causa que lo provoca", no constituye para Kant una proposición a priori, ya que el concepto de cambio procede de la experiencia. Para Kant, los juicios a priori son universales y necesarios. Lo peculiar del pensamiento kantiano en este punto es su creencia en la existencia de juicios sintéticos a priori, que por ser a priori no tienen su fundamento en la experiencia y son universales y necesarios, y por ser sintéticos, son extensivos, nos dan información nueva. Tal ocurre con las leyes de la ciencia, que nos permiten predecir, por ejemplo, un eclipse, o determinar la posición de un planeta en un momento futuro. Según Kant, todos los conocimientos de la experiencia están sujetos a esas condiciones a priori, que Kant llama trascendentales.

Kant argumenta que la pretensión de un conocimiento que pueda ir más allá de la experiencia, es decir, la metafísica, no es posible en cuanto ciencia, pues no pueden ser juicios sintéticos a priori, al estar fuera del campo de la experiencia. La pretensión de la razón por ir más allá de las condiciones de la experiencia es un esfuerzo necesario para la razón, pero que no tiene respuesta en el campo del conocimiento; sí, en cambio, tiene sentido en el campo de la moral, como postulados de la razón.

En su momento esta tesis supuso una revolución, comparable a la revolución de Copérnico que trasladó el centro del universo de la Tierra al Sol. De la misma forma el conocimiento es humano, sujeto a sus condiciones trascendentales, que no puede superar e ir más allá del campo de la experiencia. La metafísica no es posible como ciencia.

En realidad lo que Kant pretende es justificar la existencia del conocimiento científico, consolidado ya como ciencia moderna con la Física de Newton. ¿Cómo es posible que podamos afirmar, con garantía de verdad universal y necesaria, las leyes científicas?

Según Kant, los juicios sintéticos a priori no son posibles en la metafísica, pero sí en las matemáticas y en la parte racional de la física: el propio Kant pone los siguientes ejemplos: "4 + 3 = 7", "la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos", "la cantidad de materia del universo se mantiene invariable", "en todo movimiento acción y reacción son siempre iguales". También los juicios sintéticos tienen que ver con la lógica, ejemplo: "suba para arriba", "salga para afuera".

Los juicios a posteriori se verifican recurriendo a la experiencia, son juicios empíricos, se refieren a hechos. Tienen una validez particular y contingente. Ejem­plos: "los alumnos de filosofía son aplicados", "los ancianos son tranquilos".

Pensamiento

Kant, Hume y Leibniz, consideran que el conocimiento a priori es independiente de la experiencia; a diferencia del conocimiento a posteriori, que tiene su origen en la experiencia. Así, lo a priori es siempre solamente analítico y lo a posteriori sintético.

Para Descartes el conocimiento a priori es lo mismo que su noción de “ideas innatas”.

Leibniz por su parte, considera el conocimiento a priori como las verdades eternas, las innatas, como evidentes; a diferencia de lo a posteriori como conocimiento empírico, actual y contingente.

 

Pese a ello, Kant admite que un conocimiento relativo a la Naturaleza (física) puede constituirse en ciencia, en tanto no puede prescindir de modos de conocimiento a priori; ni siquiera el sentido común puede estar libre del conocimiento a priori. Preguntar si hay juicios sintéticos a priori en la matemática y en la ciencia de la Naturaleza (física), equivale a preguntar si estas ciencias son posibles, y cómo lo son. La respuesta de Kant es afirmativa en ambos casos, pero ello se debe a que lo a priori se refiere a apariencia de las cosas.

 

Ahora bien, por naturaleza, el sujeto es portador de lo a priori, ya que intuye los conocimientos. En consecuencia, funda la objetividad y hace posible la experiencia.

 

Si bien es cierto que lo a priori ha significado lo puramente vacío y formal, la "lógica que llena el mundo", también es de aceptar que lo a priori es necesario en virtud de que no hay conocimiento posible sin interpretación, por eso, es independiente de la experiencia". Lo a priori será verdadero sin importar a qué se refiere. Los principios a priori representan verdaderamente principios de orden y criterios de lo real; al determinar las significaciones, la mente forja ese tipo de verdad sin el cual no habría ninguna otra verdad posible; resultado del hecho de que la clasificación categorial e interpretación de lo real sean forzosamente nuestra clasificación y nuestra interpretación.

 

Husserl, refuerza lo anterior en su fenomenología. Dice que el carácter de a prioridad no es propio solamente de las esencias formales, sino también de las materiales: "apriorismo material". Lo a priori resulta así esencialmente modificado, pero ello no significa que la a prioridad quede sometida desde su principio a la observación de los hechos y a toda comprobación fáctica.

 

APRIORISMO

El apriorismo es una forma de conocimiento estudiado desde los filósofos antiguos hasta la filosofía moderna. Es de entender que ha tenido un sentido cambiante en cada uno de ellos. Aún así, se puede generalizar el concepto, dadas las coincidencias de pensamiento. Autores como Descartes, Locke, Leibniz, Hume, Hegel y Kant, entre otros coinciden en que el término a priori  es el primer conocimiento que podemos tener de las cosas.